Gestión emocional

La gestión emocional engloba una serie de procesos psicológicos destinados a identificar y regular las emociones. Es crucial entender que no se trata de ejercer un control absoluto sobre las emociones, ya que esto resultaría impracticable. Las emociones tienden a preceder a nuestra consciencia y a nuestros actos voluntarios, superándonos en su expresión. Por ende, nuestra capacidad de influir en ellas es parcial.

En este contexto, la evaluación de una buena gestión emocional o su ausencia es altamente subjetiva. Nadie logra gestionar sus emociones de manera perfecta ni permanecer constantemente por encima de ellas. De hecho, alcanzar tal perfección sería contradictorio con la naturaleza misma de las emociones, las cuales existen para alertarnos sobre lo que acontece a nuestro alrededor.

En última instancia, las emociones constituyen mecanismos que nos avisan de manera rápida e intuitiva, prescindiendo de la necesidad de razonar deliberadamente sobre ellas. La gestión emocional, por lo tanto, implica reconocer la inevitable presencia de las emociones, entender su función primordial como señales de alerta, y cultivar la habilidad de regularlas conscientemente en la medida en que sea posible.