En Gabinete Sinapsis como expertos en Psicología Infantil y Juvenil, pensamos que una adecuada educación de las emociones, puede evitar que muchas vivencias mal gestionadas y traumas se conviertan en un mal compañero de viaje en el desarrollo de las personas hacía la madurez. Por eso nos parece adecuado que muchos padres pidan ayuda a un profesional para tratar de entender mejor las problemáticas de sus hijos o para atajar situaciones complicadas que hacen que la vida familiar se vuelva difícil. Casi todos los niños se sienten alguna vez tristes o nerviosos o tienen miedo.
Esta dentro de la normalidad que se porten mal o respondan a sus padres de vez en cuando. Cuando esto ocurre ocasionalmente, se considera que forma parte de su desarrollo normal y no es algo de lo que debamos preocuparnos. A veces cuando un niño sufre algún problema psicológico puede experimentar alteraciones emocionales, fracaso escolar, agresividad, problemas con sus amigos o conflictos con la familia pudiendo aparecer incluso en situaciones límite deseos de morir, fugarse…
Las etapas de los niños y adolescentes, como la de los adultos, son en ocasiones complicadas y una mala canalización de las vivencias puede derivar en un comportamiento emocionalmente insano. Es importante cuando se perciba que algo no marcha bien no asustarse, pensar que solución es la más conveniente al problema del niño y adolescente y, si fuera necesario, acudir a un especialista que pueda asesorarnos. Siempre que crea que su hijo puede tener problemas emocionales o de comportamiento que pueden deteriorar su capacidad de relacionarse, jugar, aprender o desarrollar vínculos normales con su familia, debe salir de dudas y consultar a un psicólogo con experiencia en el campo infantil-juvenil.
Los niños son personas muy abiertas que habitualmente están predispuestas al cambio. Nuestra experiencia en la terapia con niños y adolescentes demuestra que en la mayoría de los casos los cambios se dan mucho más rápido y mejor interiorizados que en los adultos. Es muy importante para poder entender a los niños y adolescentes que nos paremos a escucharles.